sábado, 19 de agosto de 2017

El Camino Non-Stop #elcaminononstop






Distancia: 340km
Desnivel Positivo: 4500m aprox.




Todo comenzó cuando conseguimos quedar los cuatro para hacer algo diferente un finde semana. La idea eran dos días de puertos míticos, Tourmalet, Aspin... pero la climatología nunca nos acompaña y esta vez tampoco iba a ser diferente. Valoramos opciones y al final pensamos en hacer el Camino de Santiago desde Benavente. Decidimos hacerlo por parejas y por etapas. Tres etapas cada pareja dándonos relevos hasta llegar a Santiago. Una pareja llevará la furgo mientras la otra da pedales. Sólo disponíamos del fin de semana así que, dormir poco, comer lo suficiente, disfrutar mucho.


Equipo 1:

Peregrino 1: Luis Permía Badiola
Peregrino 2: Javier Sandín Rodríguez


Equipo 2:

Peregrino 1: Daniel Méndez Torío
Peregrino 2: Iván Abengózar Castaño


Como acostumbramos, tras gran preparación y logística al detalle (con dos cervezas preparamos lo que sea) nos lanzamos a la aventura. Cargamos la Costifurgo de toda la roña que pudimos, incluido un táper de pasta cocida (ya no me saben igual los macarrones) y nos lanzamos.



ETAPA 1: Benavente - El Ganso

Equipo 1:
19:30 hora zulú 

Empezamos el desafío con la clásica foto de salida, ¡cómo nos gusta la licra! Somos super guays. Javi y yo tenemos que hacer la primera etapa de Benavente a la localidad de El Ganso, cercana a Astorga, en teoría llana y rodadora, saliendo a las 19h lo tenemos fácil. ¡Zasssss, en toda la boca! Tras dejar las zonas conocidas nos acercamos a Alija del Infantado y ¡coño, el track que seguimos está mal, aquí no hay camino! ¿Tiramos por aquí? (gran preparación) Nos dedicamos a seguir los caminos que vemos en los GPS evitando carretera en todo lo posible. Seguimos paralelos a la A6 con caminos anchos y cómodos para rodar y disfrutar del mundo conejil que abunda; atravesamos La Bañeza sin pena ni gloria y para no coger carretera, que siendo viernes y ya de noche tiene mucho peligro, nos dedicamos a navegar como buenamente pudimos; terminamos casi en la boca del lobo, ¡cazadores! Joder que susto cuando de noche te sale de detrás de un arbusto un señor con su arma. Entre alguna foto artística con el toro de Osborne nos acercamos a el Ganso, donde nos esperan. Se ha hecho más largo y duro de lo esperado, toca cambiarse, comer y que den pedales otros. 


Equipo 2: En furgoneta

Comenzamos la aventura con los nervios típicos del momento, ya que nuestros compañeros ya estaban en ruta y nosotros éramos los segundos en montar. Recogí a Daniel en su casa y salimos en la furgo hasta la primera parada en el pueblo de El Ganso, pasando Astorga. Podríamos haber elegido otro sitio donde parar, pero nos hizo gracia el nombre.
No era un pueblo grande, pero tenía un bar acogedor para tomar una cervecita y hacer tiempo.
Desplegamos mesa y sillas para cenar, nos vestimos de toreros y preparamos bicis y focos. 
Siempre con la sensación de que se te olvida algo.
Eran las 0:00h. y por las cuentas, nuestros compañeros debían estar al llegar, su etapa era la más larga, pero la más llana. Comenzamos a preocuparnos al ver que pasaban las 0:25h. y no llegaban, hacía frío y ellos salieron de corto.
A las 0:30 llegaron, tardaron algo más porque intentaron evitar las carreteras que marcaba el track. De noche es mejor prevenir. 




ETAPA 2: El Ganso - Camponaraya

Equipo 2:
0:45 hora Zulú. 

Después de comentar la jugada, nos abrigamos bien y salimos con nuestras bicis hacia nuestro destino: Camponaraya.
Nuestro camino discurría paralelo a la carretera que sube al puerto de Foncebadón. El terreno era poco técnico, y comentábamos entre pedaladas que toda la ruta sería así, ya que por allí pasan habitualmente peregrinos con las alforjas cargadas en la bici. Pronto entendimos nuestro error. 
La cosa empezó a ponerse cuesta arriba y el camino tan amable por el que veníamos se convirtió en un pedregal elegante. Nunca pensé que a esas horas de la noche me sobrara tanta ropa. Un gel y a seguir.
A todo esto Daniel ya se preguntaba cómo podían subir por allí con las alforjas cargadas (o eso me parecía entender a mi desde la distancia, Dani está muy fuerte).
Cuando ya estábamos casi arriba del Foncebadón la cosa cambió y el track empezó a discurrir por la carretera. El ritmo cambió bastante y era toda una maravilla circular a las 2 de la mañana por ese lugar con la única luz del foco, un amigo a tu lado y una noche estrellada. No nos cruzamos a nadie en todo el tramo de carretera que recorrimos. 
Empezamos a relajarnos al ver que a partir de ahí casi todo era bajada y los primeros kilómetros discurrían por carretera. 
Segundo error de la noche. Los dioses de la bici, cambiaron de nuevo la carretera por uno de los mayores pedreros que hayamos visto. Unas bajadas para matarse. Comprendes lo que es el miedo cuando bajas a 30 por hora y, con el traqueteo, el foco se desliza y todo se vuelve negro. Un buen susto. 
Así fuimos pasando pueblos alternando carretera y senderos de rocas hasta llegar a Riego de Ambros. A partir de ahí la cosa fue... más heavy. 
Nos metimos por senderos con unas rocas enormes en donde agradecí de verdad la doble suspensión. Ahora que, el espectáculo, era ver a Dani bajando por allí. Luego me explicó que, como no podía parar la bici, no le quedaba más remedio que tirar. Un crack. 
Con éstas llegamos ya más relajados a Ponferrada. Si de día el castillo impresiona, de noche es similar. Las calles vacías y el silencio de esas horas, hacen que su paso por los aledaños del castillo sea mágico. 
Saliendo ya hacia el siguiente pueblo, asistimos también a un evento más normal a esas horas, botellón en un parking. Se nos quedaron mirando y alguno estaba flipando al vernos. En ese momento entendimos que éramos nosotros los que sobrábamos. ¡Con lo que nosotros hemos sido!
Seguimos adelante y a las 5 de la mañana alcanzamos nuestro final de etapa, después de 4 horas de ruta y 54 km. No les hizo tanta gracia a nuestros compañeros, que nos esperaban dormidos en la furgo. Sus caras eran un poema.


Equipo 1. En furgoneta

Ahora a conducir evitando animales y por una carretera con niebla que se hace eterna; menos mal que Javi anima la noche con unos temazos tecnotrans de primera. 
Aparcamos en las afueras de Camponaraya, donde esperamos a nuestros compañeros. Vamos a dormir que no es hora de andar de jarana.




ETAPA 3: Camponaraya - Fonfría

Equipo 1:
5:00 hora zulú

Casi les mato cuando tras 45' de aparcar nos tocan al cristal. ¡Que no abro, que quiero dormir, que yo ahora no quiero dar pedales! Pues ale cámbiate, come algo y haz equilibrio para no caerte del sueño; mucho cachondeo había allí y yo no me reía nada. Nos esperaba nuestra segunda etapa hasta Fonfría, mucho desnivel, empezando de noche y con mala previsión de tiempo para afrontar O Cebreiro.
Dejamos a esa gentuza que no nos dejó descansar y nos lanzamos por caminos entre viñas de continuos sube y baja cortos, pero que ahí quedan. Cruzamos Cacabelos por donde tantas veces hemos rodado en la ruta Trepaviñas con muchos compañeros, pero como es lógico a las 6 de la mañana la gente normal está durmiendo y no sobre una bici. Llegamos a Villafranca del Bierzo y ya empezamos a transitar junto a más peregrinos que comienzan su jornada, los rayos de los focos iluminan lo poco que queda de noche y empieza a amanecer; toca asfalto e ir por el lateral de la carretera, la cosa ya se va empinando y metidos en ese valle sabes que antes o después tocará subir para salir de allí. Entre risas por oir a los chinos decir lo de "guen caminouuu" nos van cediendo el paso amablemente que la ruta se estrecha y no da más de si.
Sin pena ni gloria pasamos Las Herrerías y llegamos a Piedrafita; ha sido un buen trozo de asfalto de subir, bajar y rodar, que poco tiene que ver con el MTB, pero es lo que hay. Ahora dicen los entendidos que llega la miga y aquí no se puede atrochar, la subida a O Cebreiro es inevitable y empieza a llover; ¡qué bien!, nuestro colega el clima sigue de nuestro lado y el ir calados y la temperatura, que bajó lo suyo, hicieron de la subida todo un disfrute. Ahí seguía Javi: "di algo a la cámara Luis que vaya cara llevas" nada hombre, si vamos de risas y tenemos que subir esta chincheta de 14km y medias del 9% contínuas.
 Poco a poco a "Martillos Sandín" también le cambió la cara tirando de su flamante desarrollo de tío duro, los mierdis subimos con el molinillo, aunque cierto es que me sobró el último piñón (toma chulería). Aquello no acababa nunca, el GPS daba un perfil sin fin con pendientes constantes y sin respiro, se las cantaba a Javi para hacerme yo mismo a la idea de lo que quedaba. Totalmente empapados coronamos creyendo que estaba todo hecho y que ya era coser y cantar. Muchos peregrinos habían tirado de taxi para llegar allí secos y calentitos. Echar una meada en un alto lleno de asiáticos haciendo fotos no tiene precio, ellos Mástercard.
Vaya vistas había, que lujo, que preciosidad, que fotos van a quedar, ha merecido la pena todo lo sufrido, ¡que niebla leches, no se ven ni las bicis!
Ahora toca bajar y furgo, jajajaja, que listos, bajamos un poco y terminamos de helarnos de frío. Enseguida cogimos un camino; se agradecía salir del asfalto y disfrutar, la cosa seguía empinada y no dejaba de llover, pero seguiamos adelante con unas ganas locas de acabar. Cada vez había más gente en el camino que, siendo un sendero estrecho, nos hacía ir despacio y pidiendo paso, haciendo uso de idiomas: ¡ quitaros, coño! todo simpatía. Algún peregrino tiene muy mala leche. Otros muy majos nos avisaron que el siguiente camino era criminal, pero nosotros somos gente dura y fuerte y seguro que no es para tanto. ¡La virgen!, menos mal que Javi no grabó bien ahí o eso creo, ¡que rampas! ahí sí que metí todo el desarrollo y tire el culo para adelante, casi muerdo el manillar. A duras penas subí donde Javi me esperaba, que dolor de piernas. Ahora sí que tocaba bajar y saludando al resto de usuarios llegamos a la última sorpresa, la furgo aparcada entre docenas de cagadas de vaca. No hubo manera de no pisar alguna, seguro que aún hay restos dentro. Nuestros dos compañeros por llamarlos de alguna manera no querían bajar y dejarnos entrar en calor y secarnos, ¡que se mojen los siguientes leñe!


Equipo 2: En furgoneta

Comimos unos ricos macarrones( de madrugada están tan buenos como a cualquier otra hora) y mientras nuestros compañeros se desperezaban y salían a cumplir con su obligación, nosotros nos desplazamos con la furgo hasta su punto de llegada: Fonfría, en lo alto de O Cebreiro.
Con el cansancio de la ruta y sin dormir, fue duro llegar alli. No miré ni el sitio para aparcar, pero entre sueños me pareció escuchar a Dani decirme: " has aparcado en un campo de minas".




ETAPA 4: Fonfría - Portomarín

Equipo 2:
9:30 hora zulú

Cuando desperté descubrí que había aparcado junto a un abrevadero y no se veía el suelo con los zurullos de vaca.
La sorpresa se la llevaron nuestros compañeros al llegar empapados, lloviendo y con un frío de narices y ver que les esperábamos "bien abonados". A día de hoy me lo siguen recordando.
Así que, nos obligaron a salir después de dormir 2 horas, les odié con todas mis fuerzas, preparamos todo y salimos a por la segunda etapa.
Calados hasta los huesos, sin haber subido siquiera a la bici, comenzamos nuestra bajada de O'Cebreiro. Soy un jinete al que le encanta bajar, pero jamás he deseado tanto empezar a subir para calentar. Nos cruzamos con un peregrino que subía con su bici tirando de un carro con un montón de equipaje( todos mis respetos por ese superhéroe) y sentí envidia.
Al poco, Dani sugirió que sería buena idea parar a tomar un café y calentarnos. Gran idea.
Ya estábamos en Galicia, así que el desayuno fue con cosas para mojar.
A partir de ahí el paisaje cambió por completo, incluso dejó de llover, así los senderos se cubrían de verde por completo y se dejaban disfrutar. Eran técnicos pero sin grandes desniveles.
Una serie de sube y bajas nos acompañaron casi hasta el final de la etapa, con alguna rampa corta pero intensa y alternando algunas zonas de asfalto.
Si en la etapa anterior disfrutamos de la tranquilidad de no encontrarnos a nadie por el camino, en ésta estuvimos esquivando peregrinos de principio a fin. ¡Buen camino!
Y así, empapados y cubiertos de barro, llegamos a nuestra parada en Portomarín. Éste pueblo es un mirador al lado de un río. Javi escogió una parada muy acertada. Precioso.
Echamos de menos despertar a Luis y a Javi al llegar, pero no pudo ser. De hecho ya estaban preparados para salir. Una pena.
54 km y 3:30 horas para esta etapa.


Equipo 1: En furgoneta

Continuamos en furgo hasta Portomarín donde llegarían los relevistas. Nosotros sí que elegimos bien donde aparcar y no estos mangantes de boñigas y abrevaderos.
Aquí sí que dormimos algo, comimos y nos preparamos para recibirles y salir hacia nuestra última etapa, Melide.




ETAPA 5: Portomarín - Melide

Equipo 1:
13:15 hora zulú

Con las bicis a punto y el ánimo por todo lo alto, ya en zona gallega la cosa cambia, el paisaje totalmente verde y húmedo se disfruta. Subiendo y bajando ligeros, vamos descontando kilómetros por caminos y senderos muy concurridos, que, al contrario que nuestras anteriores etapas esto está señalizado a la perfección y no hay pérdida. Simplemente es pedalear y disfrutar. Seguimos acumulando desnivel y las bajadas son una gozada, contínuos repechos con sus descensos. Ahí sí que Javi se grabó con una sonrisa enorme de lo bien que lo pasamos. Y entre geles y barritas la etapa voló. Al final los peregrinos desaparecieron, a partir de las cuatro no camina nadie, las terrazas de chiringuitos y bares están repletas y las camas muy cotizadas. Mejor, más espacio en los caminos para ir a lo nuestro. A buena velocidad llegamos a nuestro destino y, para variar, los colegas buscaron la calle más concurrida de Melide y el peor sitio donde aparcar. ¡ levantaros gentuza, que nosotros ya hemos cumplido! A recoger los telares, cervezada y hamburguesas, que nos las hemos ganado.


Equipo 2: En furgoneta

Una vez secos y cambiados, recogimos todo y nos fuimos al pueblo de Melide. Allí nos dispusimos a comer caliente y entramos a comer unas hamburguesas a un bar. No todo va a ser sufrir.




ETAPA 6: Melide - Santiago de Compostela

Equipo 2:
16:45 hora zulú

Con el estómago lleno y a las 15:30 de la tarde, lo que pedía el cuerpo era una siesta. Calculamos que nos daría tiempo a dormir una hora y media, Javi y Luis tardarían en llegar.
Nos entraron los siete males cuando a la media hora les vimos doblar la esquina. De hecho tardamos un rato en abrirles la puerta. Volvimos a odiarles cuando nos dimos cuenta de que ellos ya habían terminado y a nosotros nos quedaban kilómetros por delante.
Y así salimos Dani y yo a rematar la aventura.
Con las piernas ya cansadas pero con fuerzas de sobra, recorrimos los primeros tramos de la ruta con más senderos y más rampas fuertes y cortas. "Chinchetas", como las llama Luis.
En una de ellas tuve el único percance que sufrimos, rompí la cadena. Cosa lógica después del barro seco que arrastraba la bici y que hacía rozar las pastillas de freno desde la anterior etapa. Llegaron en los alambres.
Reparamos y seguimos adelante.
A esas horas eran pocos los peregrinos que seguían caminando, no se arriesgan a perder un albergue para poder dormir. Lo agradecimos profundamente.
Deseando llegar pronto, nos fuimos acercando tramo a tramo a la ladera del Monte do Gozo, cuya cumbre es el mirador del final de nuestro particular camino.
Esperábamos una subida más suave de lo que fue, que, pese a ser por carretera, tenía desniveles elegantes para los kilómetros que llevábamos en las piernas. Pero al llegar a lo alto y ver la ciudad de Santiago, la bajada fue con ganas.
Así entramos por fin en Santiago de Compostela y siguiendo por sus calles avanzamos hacia el final de nuestra etapa y de nuestro viaje, la Plaza del Obradoiro.
Es el lugar más deseado para todo peregrino, aunque lo que de verdad deseábamos nosotros era ver por fin a nuestros dos amigos que nos esperaban allí y tomarnos una buena cerveza con ellos. 53km y 3:32 horas para culminar.


Equipo 1: En furgoneta

Una vez en Santiago, buscamos el alojamiento que Costi nos buscó, no sin problemas, eso sí. Ducha como señores y de bonito, bicis limpias y engrasadas para ir a la meta de la Plaza del Obradoiro como gente decente.




Ésta fue nuestra vivencia en un camino especial que recorrimos en 24 horas. No buscamos batir récords, ni comparar nuestra experiencia con la de un peregrino normal; lo que queríamos hacer lo hicimos: nos propusimos un reto para hacer todos juntos y pasarlo genial entre amigos. Eso es lo que nos vale.
Por cierto, la cena en Santiago fue elegante. Todo esfuerzo merece la pena si al final hay recompensa. 
Eso sí, de vuelta a Benavente Costi tuvo el detalle de mostrarnos media Galicia en su afán de conducir y no hacer caso a las señales, cosas que tiene el colega. Recordad: de Santiago a Benavente se va por Vigo.

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